Hacienda detecta un fraude anual de 100 millones de euros en el pago del IVA Intracocomunitario

Truchas, missing trader, pantallas, broker, carrusel... Todas estas expresiones forman parte de los fraudes de IVA que cada año dejan al Estado sin decenas de millones de euros en impuestos. Son los trucos de empresarios delincuentes que aprovechan la burocracia para ganar dinero y romper el mercado de ciertos productos, porque al haberse ahorrado el impuesto sus precios son más competitivos.

Ya en los 90 se empezó a ver este fraude por toda Europa con situaciones curiosas: unos empresarios argentinos, pioneros en España, utilizaban facturas de ordenadores para reclamar devoluciones de impuestos a Hacienda: "Hasta que nos dimos cuenta de que con su supuesto volumen de ventas, cada familia española debería haber tenido 15 ó 20 ordenadores", relata un mando policial.

Aunque es imposible saber todo lo que se escapa al control, la Agencia Tributaria detecta al menos 100 millones de euros anuales defraudados por unos 250 empresarios, según fuentes de este organismo.

El fraude al IVA empezó en España (y Europa) en los años 90, pero que sigue activo y cada vez se va sofisticando más. Las importaciones y exportaciones intracomunitarias son el terreno de abono de estos delitos, que siempre incluyen entramados muy complejos y difíciles de descubrir.

La base del fraude siempre empieza con una compra de productos en un país de la UE y su posterior venta en otro, también comunitario, aunque sea de manera ficticia. Esa primera venta está exenta de IVA, porque se supone que la empresa importadora lo pagará en el país de destino de la mercancía.

Supongamos que una empresa llamada A, con sede en Alemania, vende cámaras de fotos a la empresa B, que está en España: B no paga el IVA a A por hacer una compra intracomunitaria. B, a la que los investigadores llaman trucha o missing trader, vende ya dentro de España sus productos a C, y le cobra el IVA, como manda la ley.

Eso provoca dos situaciones: la primera, que C reclama a Hacienda la devolución de ese IVA soportado que ha pagado a B; y la segunda, que B debe pagar a Hacienda ese IVA repercutido que le ha cobrado a C.

Pero el truco viene en que B desaparece sin pagar. Se disuelve, y Hacienda nunca llega a cobrar el IVA que le debía B. Al final, B ha conseguido colocar sus productos mucho más baratos, porque no había pagado el IVA a la empresa alemana y tampoco se lo paga a Hacienda. Por eso C, aunque sea una empresa legal que pague todos sus impuestos, puede comprar más barato, vender al público más barato y al final romper el mercado.

Y todo esto se puede (y se suele) complicar mucho más interponiendo decenas de empresas entre B y C, que incluso realizan compras cruzadas entre sí.

Las diferentes modalidades de este fraude llevan a que, volviendo al ejemplo, la mercancía que salió de Alemania exenta de IVA vuelva a Alemania, también exenta de IVA porque llega de otro país, haciendo el "carrusel" entero, y perdiendo al final el valor del impuesto tanto la Hacienda española como la alemana.

Una variante más, según explican desde la Agencia Tributaria, es el fraude carrusel documental; es decir, lo mismo, pero sin productos reales, sólo con un cruce de facturas entre empresas.

Según relata un inspector jefe de la Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía, especializado en fraudes fiscales: «En los fraudes documentales se puede usar cualquier producto, pero los más recurrentes son los móviles, la comida, los coches y los productos informáticos. Cuanto más pequeños y caros sean, mejor, porque es más difícil comprobar que esa mercancía en realidad no se está moviendo».

Los productos estrella de todos los fraudes del IVA han sido, desde que este timo llegó a principios de los 90, los coches de lujo y los productos informáticos, entre otros. «En nuestras primeras investigaciones recuerdo que con los coches defraudaban doblemente: con el IVA y con el impuesto de matriculación. Ahora los controles son mayores y por eso estos fraudes han disminuido», explica este investigador. De hecho, fuentes de la Agencia Tributaria explican que entre los años 2006 y 2008 se detectaron tramas carrusel que defraudaban desde 100 hasta 400 millones de euros en una sola operación, así que ahora el mayor control evita parte del fraude.

Las empresas dedicadas a estos fraudes intracomunitarios son limitadas, no puede hacerlo cualquiera, porque para poder realizar estas compraventas tienen que tener un número de operador intracomunitario (NOI) y estar inscritas en un registro. Como están condenadas a desaparecer nada más estafar a Hacienda, los timadores tienen que crear empresas nuevas, pero colocando a testaferros para que sus nombres estén limpios en el registro de operadores.

Durante los últimos años, la UDEF ha desmantelado varias tramas en las que había decenas de empresas interpuestas y los fraudes rondaban los dos o tres millones en cada caso.

Fuente: El Mundo